DIETAS FOLKLÓRICAS
Y MILAGROSAS PARA PERDER PESO:
Hago un aparte; si por muchos españoles fuera, no harían
falta profesionales en algunas materias de salud; somos excelentes haciendo
diagnósticos cuando nos pasa algo, y sabemos con certeza la causa y la solución
de los problemas. Es por ello que nuestros conocimientos farmacéuticos son tan
amplios, y nos recomendamos medicamentos los unos a los otros. Y aunque no
salga por televisión, muchas veces “pasa lo que pasa.” Y otras muchas veces no
siempre pasa a corto plazo, si no que es el abuso o la toma incorrecta la que
nos termina por perjudicar a largo o medio plazo. Son casos reales, y todo el
mundo tiene o ha tenido alguna experiencia parecida.
Ironías y bromas a parte, la dietética, dietoterapia y la
alimentación en general no se salvan de estos “populares procedimientos y
protocolos”.
Caso práctico; La dieta del melón, del atún, de la
alcachofa, del pomelo… Hoy por hoy es muy fácil encontrar información gracias a
internet, que suele ser el método más habitual cuando nos hablan de estas
dietas.
Muchas veces la presentación es impecable, se indican los
procedimientos e incluso aparecen ejemplos con el aporte total calórico. Para
empezar, el aporte calórico suele ser siempre falso, ya que está mal calculado
(normalmente por desconocimiento) o porque la persona que lo escribió tomó
dicha información de otro medio no fiable.
En relación a los resultados, hay que aplicar la norma de
siempre, un poco de sentido común. Al margen de las carencias y desequilibrios
que impactan directamente sobre su salud, este tipo de dietas no logran sus
objetivos. No olvide que se alimenta para cubrir necesidades, no para
“adelgazar o engordar”. Realizando este tipo de dietas logrará:
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Pasar hambre.
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Como consecuencia, estar de mal humor.
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Perjudicar su salud y provocar desequilibrios.
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Obsesionarse con conceptos de la alimentación
que son erróneos y le llevarán a más equivocaciones.
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No será capaz de concentrarse en otras tareas no
relacionadas con la comida.
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Afectar negativamente a sus obligaciones y ritmo
de vida.
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Con mucha suerte, perderá algo de peso.
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Lugo lo recuperará, y con mucha probabilidad,
acompañado de unos kilos más.
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La inmensa mayoría de las veces el procedimiento
no da resultado, así que el sujeto opta por radicalizarla más, pensando que
está haciendo algo mal, así que reduce el tamaño de las raciones y se
auto-restringe algunos alimentos que considera más clóricos.
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Se abandona la dieta.
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O se empieza una más absurda.
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Se multiplican los efectos anteriores.
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Lo único que usted está haciendo mal es no tener
sentido común y dejarse guiar por procedimientos erróneos, absurdos, no
profesionales, perjudiciales y sin éxito.
En resumen, no es su culpa, o que no tenga voluntad. Es
sencillamente que el comportamiento humano y sus hábitos (por no hablar de las
necesidades) no son compatibles con estas “dietas”. El verdadero milagro de las
dietas milagro es que funcionen.
Los objetivos a corto
plazo tienen que ser realistas. La educación alimentaria le ayuda a comprender
esto y es uno de los pilares básicos para lograr mantener un peso saludable. La
ayuda de un profesional que ejerza procedimientos de calidad le garantizará el
éxito.