miércoles, 18 de abril de 2012

APRENDA A PONERSE EN BUENAS MANOS


APRENDA A PONERSE EN BUENAS MANOS.
El campo de la dietética, la nutrición y la alimentación resulta controvertido.  Existen profesionales -y no profesionales- que no siguen los procedimientos recomendados, realizan una mala praxis o ejercen prácticas fraudulentas. Sepa diferenciar a un buen profesional y aprenda a descartar a quien ni siquiera lo es. Para ello es necesario que conozca los protocolos que todo buen técnico o docente habría de seguir.

Valoración: Se realiza antes de cualquier planificación dietética. Consiste en saber cómo está el paciente. Su objetivo es conocer la medida del compartimento graso (la grasa corporal y subcutánea), la medida del compartimento proteico (somático y visceral), índices de masa corporal... Aunque no siempre es necesario, pueden realizarle analíticas de orina y sangre. Todo esto sirve para comparar sus valores con unos parámetros establecidos.

Interrogatorio: Con esto el profesional tratará de saber:

*Que hábitos tiene. Las preguntas que un buen profesional debería hacer son:
 - Qué come.

- Cuánto come.

- Cuántas veces.

- Con quién come.

-Dónde hace las distintas comidas.

- Quien las prepara.

- De qué tiempo dispone para comer.

- Normalmente le preguntará a cerca de su ingesta del día anterior.  

*El nivel calórico de su ingesta y posibles desequilibrios.

*Detección de anomalías.

*Gustos y preferencias.

Todos estos son factores que condicionan su alimentación, y hay que tenerlos en cuenta. Un buen profesional debe preocuparse por que el paciente tenga una dieta saludable que pueda adaptarse a su vida cotidiana con la mayor facilidad posible.

Además, deberá disponer de medios (por ej. un soporte informático) que le faciliten analizar la cantidad y la calidad de su dieta (esto es, lo que usted ingiere normalmente).

De igual forma, usted debe ser sincero. El profesional está para ayudarle, y no para juzgarle. Recuerde que tanto él como usted deben valorar también la ingesta de refrescos, zumos, o salsas.

Confección de la dieta: Esta debe ser personalizada y adaptarse al paciente. Desestime impresos estandarizados o sencillas pautas con alimentos prohibidos y recomendados.

- Un buen profesional no debería prohibir encarecidamente ciertos alimentos salvo por cuestiones médicas (p. ej. intolerancias). Le ofrecerá alternativas que usted acepte para moderar la ingesta de otros alimentos que pueden estar perjudicándole.

- Debe intentar  que usted pueda cumplir con ella tratando de condicionar mínimamente sus hábitos cotidianos. (Horarios de trabajo, necesidades energéticas a  determinadas horas, lugar dónde come, quien prepara la comida, si come con la familia o compañeros cómo puede condicionar esto al resto de comensales…)

- Debe darle explicaciones e informarle para que usted comprenda en qué consisten sus nuevos hábitos alimenticios, que se pretende corregir en relación a los antiguos y resolver cualquier duda que le pueda surgir.

-Debe educarle. Enseñarle a medir sus raciones, y en qué consisten diversos procesos para que usted pueda aprender y entender el funcionamiento de sus nuevos hábitos.

-Deben cumplirse los objetivos nutricionales. No dude en preguntar si existe algún tipo de carencia nutricional o si la dieta no es equilibrada (salvo que padezca alguna patología que exija orto perfil calórico). Si se trata de una dieta hiper o hipocalórica, asegúrese de informarse a cerca de las pautas racionales para su edad, peso y actividad física.

Seguimiento: Lo recomendable es concertar un seguimiento cada 14 días, que pueden reducirse a 7 si alguna de las partes lo ve necesario. De manera progresiva, o si ve que no necesita atención por parte del profesional, pueden ir espaciándose estas citas.

Este deberá preocuparse por las posibles dificultades que se le presenten, tanto a nivel psicológico, o por cualquier otra dificultad técnica o circunstancial. (P. Ej. Cambio de trabajo o pérdida del mismo, mudanza, cambios en el horario, dificultad para cumplir con algún requerimiento de la dieta o cualquier otra circunstancia que modifique sus hábitos y necesidades…) No dude en hacer cualquier consulta que vea pertinente y en interesarse por recibir una buena educación alimentaria que le ayude a cumplir durante el seguimiento.

El seguimiento puede finalizar cuando usted alcance los objetivos establecidos (pérdida o ganancia de peso, dieta equilibrada, aporte nutricional satisfactorio, corrección de malos hábitos…) y tenga una buena educación alimentaria que le permita continuar con unos hábitos saludables sin ayuda especializada.

*Desconfíe de “métodos milagrosos”, el exceso de marketing y precios excesivamente baratos.

*Pida referencias si cree que puede ser víctima de falsos profesionales y compruébelas.

*No dude en renunciar o cambiar de especialista si ve que puede afectar a su salud o está siendo víctima de prácticas fraudulentas.

*Cumplir con este protocolo es al menos indicativo de un tratamiento profesional y cualitativo.

*Los hábitos alimenticios saludables no solo le ayudarán a encontrarse mucho mejor; además de lograr alcanzar un peso sano, aprenderá a mantenerlo y conservarlo con menor esfuerzo a medida que aprende mientras goza de buena salud.