APRENDA A PONERSE
EN BUENAS MANOS.
El campo de la dietética, la nutrición y la alimentación
resulta controvertido. Existen
profesionales -y no profesionales- que no siguen los procedimientos
recomendados, realizan una mala praxis o ejercen prácticas fraudulentas. Sepa
diferenciar a un buen profesional y aprenda a descartar a quien ni siquiera lo
es. Para ello es necesario que conozca los protocolos que todo buen técnico o docente habría de seguir.
Valoración: Se
realiza antes de cualquier planificación dietética. Consiste en saber cómo
está el paciente. Su objetivo es conocer la medida del compartimento graso
(la grasa corporal y subcutánea), la medida del compartimento proteico (somático
y visceral), índices de masa corporal... Aunque no siempre es necesario, pueden
realizarle analíticas de orina y sangre. Todo esto sirve para comparar sus
valores con unos parámetros establecidos.
Interrogatorio:
Con esto el profesional tratará de saber:
*Que hábitos tiene. Las preguntas que un buen
profesional debería hacer son:
- Qué come.
- Cuánto come.
- Cuántas veces.
- Con quién come.
-Dónde hace las distintas comidas.
- Quien las prepara.
- De qué tiempo dispone para comer.
- Normalmente le preguntará a cerca de su ingesta del día
anterior.
*El nivel calórico de su ingesta y posibles
desequilibrios.
*Detección de anomalías.
*Gustos y preferencias.
Todos estos son factores que condicionan su alimentación,
y hay que tenerlos en cuenta. Un buen profesional debe preocuparse por que
el paciente tenga una dieta saludable que pueda adaptarse a su vida
cotidiana con la mayor facilidad posible.
Además, deberá disponer de medios (por ej. un soporte
informático) que le faciliten analizar la cantidad y la calidad de su dieta (esto
es, lo que usted ingiere normalmente).
De igual forma, usted debe ser sincero. El profesional
está para ayudarle, y no para juzgarle. Recuerde que tanto él como usted
deben valorar también la ingesta de refrescos, zumos, o salsas.
Confección de la
dieta: Esta debe ser personalizada y adaptarse al paciente.
Desestime impresos estandarizados o sencillas pautas con alimentos prohibidos y
recomendados.
- Un buen profesional no debería prohibir encarecidamente
ciertos alimentos salvo por cuestiones médicas (p. ej. intolerancias). Le ofrecerá
alternativas que usted acepte para moderar la ingesta de otros alimentos que
pueden estar perjudicándole.
- Debe intentar que
usted pueda cumplir con ella tratando de condicionar mínimamente sus
hábitos cotidianos. (Horarios de trabajo, necesidades energéticas a determinadas horas, lugar dónde come, quien
prepara la comida, si come con la familia o compañeros cómo puede condicionar
esto al resto de comensales…)
- Debe darle explicaciones e informarle para que usted
comprenda en qué consisten sus nuevos hábitos alimenticios, que se pretende
corregir en relación a los antiguos y resolver cualquier duda que le pueda
surgir.
-Debe educarle. Enseñarle a medir sus raciones, y en
qué consisten diversos procesos para que usted pueda aprender y entender el
funcionamiento de sus nuevos hábitos.
-Deben cumplirse los objetivos nutricionales. No dude
en preguntar si existe algún tipo de carencia nutricional o si la dieta no es
equilibrada (salvo que padezca alguna patología que exija orto perfil calórico).
Si se trata de una dieta hiper o hipocalórica, asegúrese de informarse a
cerca de las pautas racionales para su edad, peso y actividad física.
Seguimiento:
Lo recomendable es concertar un seguimiento cada 14 días, que pueden reducirse
a 7 si alguna de las partes lo ve necesario. De manera progresiva, o si ve que
no necesita atención por parte del profesional, pueden ir espaciándose estas
citas.
Este deberá preocuparse por las posibles dificultades que
se le presenten, tanto a nivel psicológico, o por cualquier otra dificultad
técnica o circunstancial. (P. Ej. Cambio de trabajo o pérdida del mismo,
mudanza, cambios en el horario, dificultad para cumplir con algún requerimiento
de la dieta o cualquier otra circunstancia que modifique sus hábitos y
necesidades…) No dude en hacer cualquier consulta que vea pertinente y en interesarse
por recibir una buena educación alimentaria que le ayude a cumplir durante el
seguimiento.
El seguimiento puede finalizar cuando usted alcance los
objetivos establecidos (pérdida o ganancia de peso, dieta equilibrada,
aporte nutricional satisfactorio, corrección de malos hábitos…) y tenga una
buena educación alimentaria que le permita continuar con unos hábitos
saludables sin ayuda especializada.
*Desconfíe de
“métodos milagrosos”, el exceso de marketing y precios excesivamente baratos.
*Pida referencias si
cree que puede ser víctima de falsos profesionales y compruébelas.
*No dude en renunciar
o cambiar de especialista si ve que puede afectar a su salud o está siendo
víctima de prácticas fraudulentas.
*Cumplir con este
protocolo es al menos indicativo de un tratamiento profesional y cualitativo.
*Los hábitos
alimenticios saludables no solo le ayudarán a encontrarse mucho mejor; además
de lograr alcanzar un peso sano, aprenderá a mantenerlo y conservarlo con menor
esfuerzo a medida que aprende mientras goza de buena salud.